Significado de Amor
Si bien la primera idea que aparece en nuestra mente tras la mención del término amor es la de una pareja de enamorados, es decir, del amor romántico entre dos personas, la etimología del término tiene una raíz indoeuropea “amma”, que retrotrae al sonido que suelen emitir los niños pequeños para llamar a sus madres. Aunque existen muchas otras versiones del origen de esta palabra, pero es más que razonable vincularlo a la cuestión maternal, ya que este sea tal vez el amor más genuino e incondicional de todos, y el que trascenderá a todas las épocas. De todos modos está comprobado que el amor no es un instinto biológico innato, sino que se deriva del carácter social del hombre, modelado por las costumbres de cada cultura y tiempo, y que se construye y resignifica de manera dinámica.
¿Qué es el Amor? Las distintas concepciones.
En un sentido amplio, se puede considerar al amor como un conjunto de comportamientos y actitudes que se despliegan entre individuos capaces de desarrollar la inteligencia emocional. Es un sentimiento que solo se percibe en forma intensa, pudiendo ser más breve o duradero, y que se expresa en distintos tipos de relación. Si bien pueden establecerse certezas sobre los comportamientos psíquicos del amor, este a menudo tiene una parte misteriosa e inexplicable. Allí está la cuestión de que no sea un sentimiento lógico y natural, como podría ser el frío o el hambre, sino algo más profundo: buena parte de la historia de la psicología, la filosofía y el arte se ha focalizado en intentar una explicación de los matices del sentimiento del amor.
Para Platón, uno de los que más avanzó en la idea del amor desde la filosofía, se trata del producto de una tensión entre la abundancia y la necesidad, lo que se deriva en una plenitud, pero también en una carencia: en tal sentido el amor es análogo al deseo, que busca completar su satisfacción, pero en una búsqueda que resulta agotadora. Esto no se corresponde con la visión, ciertamente equivocada, que se tiene sobre el ‘amor platónico’ como el amor no correspondido y por ello idealizado: la idea de Platón, que se ve con claridad en los diálogos plasmados en El Banquete; solo puede ser relacionada con ese ideal, lejano del mundo real a la vez que superior a él.
En términos psicológicos, el amor ha sido concebido como un producto de la interacción de tres emociones básicas, intimidad, pasión y compromiso (teoría triangular del amor, Robert Sternberg), y el vínculo se caracteriza en función de cómo se combinan estos componentes. Se habla así de amor consumado cuando están presentes los tres componentes, que representa la relación ideal, y de otros tipos de amor (amor sociable o de compañía, amor romántico, amor fatuo, amor vacío, etc.) cuando uno o más de estos sentimientos faltan.
A lo largo de todos los tiempos, el amor, los celos y los desencuentros amorosos han sido un tema central en todas las artes, especialmente en la literatura, la música, el cine y la pintura. Obras imperecederas como Romeo y Julieta, Otelo, La dama de las camelias y tantas otras dan cuenta de ello, pues sentimientos negativos como el fracaso y la frustración a menudo se entremezclan en los vínculos amorosos. Y lamentablemente no faltan los casos en los que el amor, especialmente el amor no correspondido, se transforma en una obsesión.
Por último, cabe mencionar la concepción cristiana del amor, que destaca por sobre todas las cosas el amor a Dios y el amor al prójimo. Nada lo describe mejor que las palabras del filósofo y teólogo Sören Kierkegaard: “El amor de Dios y el amor al prójimo son dos hojas de una puerta que sólo pueden abrirse y cerrarse juntas”. En la concepción cristiana, el amor tiene más bien que ver con lo divino y lo pleno, y se practica sin condicionamientos, de forma análoga a la perfección del amor de Dios por los hombres.
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