Significado del Beso
¿Qué es el «beso«?
La palabra beso remite casi automáticamente a una idea básica: amor, en todas sus formas y modalidades: desde el cariño espontáneo de padres, hijos, abuelos y amigos hasta la pasión que puede llegar a unir a dos personas, entre las que además del afecto, se instala el deseo. Pero ¿de dónde surge este acto físico como señal de afecto y apego?
Una de las hipótesis más firmes indica que el beso se originó hace muchísimo tiempo, como una lenta transformación del acto realizado por las madres de ciertas especies que, para alimentar a sus crías, realizan una premasticación, para luego pasarle la comida boca a boca a sus crías. Sin embargo en ciertas culturas el beso es completamente desconocido, lo que tiende a desacreditar que se trate de algo innato surgido durante la evolución.
Sí es cierto que al albergar a un importante número de terminaciones nerviosas, los labios conforman un núcleo sensitivo fundamental en el ser humano, que le permite reconocer el entorno (de ahí que los niños pequeños “se lleven todo a la boca”). Asimismo, la boca se vincula con el acto de succión del lactante, que no solo representa el alimento para sobrevivir en la primera infancia, sino también el amparo de la madre.
Origen e Historia del beso
Se cree que el beso aparece por primera vez en ciertos textos indios del 1500 A.C. Según los historiadores, las descripciones de técnicas para besar más antiguas son las que se encuentran en el Kamasutra, datado entre los años 400 y 200 A.de C.
Es interesante hacer notar que hoy en día “beso” y “ósculo” son términos sinónimos. Sin embargo para los romanos, el osculum era un beso suave en la mejilla que implicaba amistad o agradecimiento en ocasión de cerrar algún acuerdo o contrato, o simplemente como señal de respeto en determinados actos sociales, de la misma manera en la que hoy se acostumbra a estrechar las manos o dar un beso rápido en la mejilla. Por otro lado los romanos tenían el basium o savolium, que era el beso en la boca, más sensual y erótico, equivalente al que hoy conocemos como “beso francés” o beso de lengua.
En la Edad Media la modalidad del beso se vinculaba con el rango social: hombres y mujeres de altos rangos se saludaban con besos en la boca (costumbre que ha perdurado, por ejemplo, entre los hombres rusos), las personas de rangos más bajos, en cambio, tenían que saludar besando en la cara, las manos, las rodillas o incluso en los pies, para expresar extrema lealtad o subordinación. En algunas ceremonias religiosas católicas, por ejemplo, se practica este ritual. Asimismo, se conoce como “beso del Señor” u osculum pacis al beso que se daban entre los fieles cristianos tras las misas de las Constituciones Apostólicas, como símbolo de paz. También se acostumbrara a besar al difunto en la boca como un modo de conservar su alma. Era este el beso de la muerte.
El beso en la Actualidad
Es claro que el beso no solo da cuenta de sentimientos de cariño familiar o de atracción entre los sexos, también forma parte del código social en la mayoría de las culturas occidentales, y a través de él se expresa respeto y cortesía.
El beso en la mejilla, en ambas mejillas y en la mano son los más difundidos en la actualidad en lo cotidiano. El primero es el más usual en la mayor parte de Latinoamérica; el segundo es típico de países europeos como España y Francia. El beso en la mano por lo general se reserva a las ocasiones protocolares y de etiqueta, para manifestar respeto frente a las damas. Un dato interesante es que durante la epidemia de peste bubónica de 1665 (la Gran Plaga), en Londres se prohibieron los besos para evitar contagios; se cree que esto en parte hizo que se extendiera la costumbre de besar en la mano.
El beso se integra desde siempre a la cultura humana a través del arte, rescatando el valor atemporal del amor por sobre todas las cosas, en obras como La bella durmiente (un clásico de la literatura infantil, en el que un beso rompe el hechizo del sueño eterno), el óleo Romeo y Julieta de Frank Dicksee, o El beso de Auguste Rodin (escultura) o Gustav Klimt (pintura), respectivamente.
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