Significado de demagogia
La palabra demagogia deriva de dos vocablos provenientes del griego: «demos» que significa gobierno (democracia = gobierno del pueblo, por ejemplo), y por otra parte «agein» , refiriéndose éste a dirigir u orientar.
A simple vista podemos pensar que su significado sería entonces «guiar al pueblo», tal como podría hacerlo un soberano normal. Sin embargo, hace referencia más bien a una guía engañosa, recurriendo más a la seducción y otras artimañas.
La demagogia es entendida entonces como una de las formas que tiene la política (ya sea líderes políticos o un grupo político en particular) de seducir y engañar al pueblo, apelando a sentimientos y emociones para lograr sus propios fines. Se destaca el uso de la retórica y la propaganda como formas de captar a la población.
La demagogia en sus orígenes
El primero en hablar de demagogia ha sido Aristóteles. Esto no es casualidad, ya que Grecia es considerada la cuna de la democracia y más específicamente, de la república.
Aristóteles define a la demagogia como una de las formas de degradación que puede tener la democracia, ya que es el paso previo para la instalación de un régimen tiránico.
Este pensador veía en ciertos políticos de la época una adulación extrema y dudosa al pueblo, atendiendo a todos sus asuntos, pero más principalmente a sus caprichos, apelando principalmente al sentimiento de los mismos.
Esta forma de hacer política fue criticada duramente por Aristóteles y sus seguidores.
Esto es visto sólo como un paso previo por los demagogos, ya que una vez que se encuentren en el poder se presentarán como aquellos que representen la voluntad de la gran masa popular, gobernando en nombre de ellos.
Principales características y usos de la demagogia
Si bien las prácticas demagógicas son aplicables a casi cualquier forma de gobierno, tienen principal importancia en la democracia, ya que el apoyo del pueblo es vital para su elección, siendo en última instancia el pueblo quien decide quién va a gobernarlos.
Por ejemplo, nadie duda de que haya habido prácticas demagógicas en la Edad Media y, principalmente, en algunos gobiernos monárquicos de la Modernidad, pero es recién durante el siglo XIX y XX cuando tomará más fuerza esta idea.
Esto toma principal notoriedad en los gobiernos liberales modernos de Occidente. El fuerte sistema de propaganda, ya sea a través de los periódicos, la televisión o incluso mediante afiches en las calles, es considerada una de las formas de acercarse a la masa para persuadirla.
Su punto máximo se expresa en las campañas políticas, donde aquellos que se encuentran en el poder utilizan todo el poder del Estado para expresar por qué el pueblo los necesita, mientras que los contendientes aprovechan todo el capital privado para influir sobre la población.
Este carácter demagógico de las democracias ha sido uno de los principales argumentos de los grupos autoritarios que, a través de golpes de Estado, han irrumpido en los procesos democráticos.
Herramientas de la demagogia
Como dijimos previamente, la demagogia puede utilizar varios artilugios para hacer uso de la población y lograr los fines que el líder o partido se propongan.
Entre ellos destacamos la propaganda y el uso de la retórica, pero veamos esto más en detalle.
Dentro de la retórica, entendida como aquel uso del discurso dentro del campo de la política, podemos notar el uso de lenguaje engañoso y capcioso, cayendo muchas veces en falacias.
Estas falacias pueden ir desde falsas conexiones lógicas, el citar autoridades no relevantes, dar por obvias cuestiones que no tienen tal aceptación, entre muchas otras.
El uso del lenguaje toma una principal importancia dentro de la demagogia, donde palabras como «lealtad», «diferencias» y muchas otras, toman un nuevo significado.
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