Significado de Dignidad
Qué significa la dignidad
La dignidad define una cualidad; este término se desprende del latín, en donde la palabra dignitas significa valioso o con honor. Representa el hecho de que las personas tengan aquello que se merecen, tanto por su condición de persona como por algo en especial que han hecho.
El significado no se refiere a las posesiones físicas (aunque estas sean necesarias para una vida digna), ya que la dignidad se deriva de los méritos de la personalidad de aquellos que se comportan con decoro y tal como se espera que lo hagan. Así, el robo podría considerarse el extremo de la indignidad (lo opuesto), ya que conlleva lo inverso en ambos sentidos: por un lado, una persona que está obteniendo por medio de la violencia algo que no es de su propiedad, y por el otro, esa misma persona actuando en contra de lo que la sociedad espera de ella.
La dignidad en la acción de las personas es un elemento que aparece en la medida que se ejerce la racionalidad, y solo puede ser alcanzada por individuos que se sientan parte de una sociedad y busquen actuar conforme a una buena convivencia entre todos. La honradez con la que las personas pasan a gobernar sus vidas cuando actúan con dignidad trae consigo la autonomía, con la cual se deja de depender de otro. Para que una persona actúe con dignidad debe tener cierta autoestima, incluyendo en esta cualidad la confianza en uno mismo para actuar conforme con los principios de la moral.
Condiciones que propician la dignidad
Pero la dignidad no es solamente ejercida a partir de una cualidad interna de las personas, sino que también necesita determinadas condiciones externas al individuo. Por más recto que sea el comportamiento de una persona, esta no será del todo digna si para vivir necesita de manera obligatoria del abastecimiento de otros. En la medida que las personas puedan acceder al trabajo, a la educación, a la salud y a la vivienda digna estarán en condiciones de experimentar la faceta individual e interna de la dignidad. Su carencia, en cambio, forma parte de una serie de condicionamientos del tipo social, pues en la mayoría de los casos, la falta de dignidad no depende de la voluntad, sino que de circunstancias ajenas.
El rol del Estado como garante de la dignidad de las personas
El Estado aparece en muchos casos como un garante de la dignidad de los ciudadanos, para quienes no pueden acceder a ciertos bienes por estar desempleado o por tener bajos ingresos. Resulta cotidiano y relativamente sencillo el papel del Estado como garante de la educación o de la salud, pero algo más complicado parece ser el caso de la vivienda: existen grandes debates respecto de la falta de acceso al hogar en los países del tercer mundo (y hasta en algunos países más desarrollados), ya que se supone que es un derecho para todos los individuos, pero su costo a veces es demasiado alto para que todos soporten la construcción de tantas casas como ciudadanos las requieran.
Hay herramientas intermedias, como la oferta de créditos baratos para la construcción, que significa un fomento en el acceso a la vivienda digna (que comprende, además del hecho de tener una casa, algunas condiciones mínimas de higiene y comodidad), sin resultar una carga demasiado alta para el conjunto de los contribuyentes.
Dignidad y religión
La teología judeocristiana insiste mucho en la idea de que al ser todos los hombres hijos de Dios y creados a su imagen y semejanza, todos son hermanos entre sí y tienen la imperiosa obligación de velar por la dignidad de cada uno de los individuos. En ese sentido también aparece la obligación de entrar en comunión con Dios, luego de que uno se conoce a sí mismo.
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