Significado de entusiasmo

El término entusiasmo refiere a la exaltación del estado de ánimo, producida por la admiración hacia algo, alegría e interés por ello.

Es una forma de encarar de manera diferente una situación de nuestra vida. El entusiasmo también puede entenderse como una especie de fuerza que proviene del interior de la persona y que le da a la misma la motivación para hacer cosas, de sentirse alegre y que cumpla con aquello que se le pidió.

Más allá de que la antigua utilización de entusiasmo tenga su origen más lejano en el griego, este término proviene del latín. Enthusiasmus (en latín) significaba «poseer un dios dentro de uno», por lo cual la persona entusiasmada era la que guiada por un dios, por su sabiduría y su fuerza, era capaz de realizar cualquier cosa que se le pidiera.

¿Cómo es estar «entusiasmado»?

Cuando uno se siente entusiasmado por algo siente un fuego intenso por dentro, ese fuego nos hace sentir vivos. Sentirse entusiasmado es estar alegre por la vida que llevamos y vivirla como si fuese algo mágico, disfrutando cada segundo como si fuese el último.

Sin embargo, no se olvidan los problemas con el entusiasmo, no podemos hacer como si no existieran, lo que sí podemos hacer es preparar nuestra vida para que cuando estos problemas lleguen y los tengamos que afrontar, no nos derroten ni nos superen, ya que la vida se creó para ser vivida en todas las diferentes condiciones.

Por eso estar entusiasmado se relaciona con esto, ya que el entusiasmo no es ignorar los problemas sino ver las cosas de la mejor forma posible. Debemos hacer un recorrido con la mirada y terminar en uno mismo, destacando aspectos tanto negativos como positivos.

Si fijamos nuestra atención en las cosas malas, crearemos un concepto negativo y si lo hacemos mirando desde un lado optimista, obtendremos buenas y positivas sensaciones.

El impacto del entusiasmo

Sentirse entusiasmado refleja la disposición de las personas a realizar lo que crean necesario para que la vida sea un lugar mejor. Mejorar y luchar contra las cosas malas y negativas son algunos de los aspectos que realizan estas personas.

Darse cuenta de que hay personas en peor situación con problemas reales e intentar ayudarles es un ejemplo de entusiasmo. Transmitir a los demás esa fuerza que sientes dentro de ti y que te impulsa a realizar cosas para que ellos también lo sientan es estar entusiasmado, con la idea de que, según el dicho, todo lo que das en la vida te es devuelto.

Cuando uno se siente entusiasmado sabe que la vida no siempre será fácil, pero cuenta con la fuerza y la voluntad necesaria para superar todo obstáculo que se le presente y salir adelante.

Hoy en día, el entusiasmo es aquella motivación que sirve para realizar una acción, impulsar un proyecto o ver favorecida una causa. Un ejemplo podría ser un político en épocas de elecciones, tratando de generar entusiasmo por su partido, prometiendo cosas que a la gente le agraden y la lleve a votarlo, más allá de que las vaya a cumplir o no.

El entusiasmo puede ser entendido como el propulsor de un comportamiento específico. Cuando una persona se siente entusiasmada, se esfuerza en realizar todas sus tareas y muestra una actitud muy positiva demostrando que tiene algo que cumplir.

Por ejemplo, los trabajadores ante la posibilidad de recibir un aumento en la paga de sus salarios, se esforzarán más y trabajarán más duro para conseguirlo, sabiendo que el aumento es gracias a un correcto desempeño en sus tareas. Contrario a esto, si el trabajador nota que su esfuerzo no dará frutos, probablemente su entusiasmo se pierda.

El entusiasmo como satisfacción personal

El entusiasmo también está relacionado con la satisfacción personal, es decir, el bienestar interior y la felicidad de uno, pudiendo surgir de distintas maneras y no necesariamente por una motivación específica.

(Entusiastas)

(Entusiastas)

Mientras transcurrimos episodios felices de nuestras vidas, es usual que empecemos los días y afrontemos las situaciones con una positividad espontánea y desinteresada, convirtiéndose en un rasgo que destaca en nuestras personalidades.

Al contrario de esto, en los momentos más difíciles de nuestras vidas, ya sea a nivel económico o emocional, se ve afectado nuestro entusiasmo, de modo que las ganas de continuar luchando se desvanecen.

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