Significado de Flor
¿Qué son las flores?
Las flores son los órganos reproductivos de los vegetales, y sus variados y llamativos colores, formas y aromas no son un fenómeno casual, sino que obedecen a una importantísima razón biológica: en el interior de las flores se encuentran los estambres y el pistilo, necesarios para que se produzca la fecundación de los óvulos por los granos de polen (polinización) y se generen así las semillas, que son las que van a perpetuar la especie. Y la polinización la realizan sobre todo los insectos (abejas, mariposas, avispas, coleópteros), que son atraídos precisamente por las características antes señaladas.
Historia del uso de las flores
Para el hombre, sin embargo, las flores significan mucho más, y lo acompañan desde épocas remotas en la manifestación de sus sentimientos más nobles y legítimos. Tanto es así que se habla del “lenguaje de las flores” como una parte de la cultura humana. Su origen se cree que está en los pueblos de Oriente, integrándose a la cultura occidental hacia el siglo XVIII.
Históricamente las flores han sido vinculadas a la expresión de la belleza y del amor, y regalar un ramo de flores, sobre todo de rosas rojas, es un clásico de los enamorados. Las rosas en particular, que aun siendo tan bellas tienen espinas, recuerdan que a menudo el amor no está exento de lágrimas. Las flores blancas representan la pureza y la inocencia, y acompañan típicamente a las novias en el día de su boda. Las rosadas representan la alegría. Pero también las flores están presentes en momentos de pesar y dolor, como en los funerales, para demostrando que el recuerdo de los seres queridos que se marchan de la vida terrenal permanecerá por siempre en el corazón de sus afectos.
En la época Victoriana, cuando una viuda dejaba de hacerse ver con el pequeño ramo de zinnias que siempre llevaba, eso significaba que el período de duelo había terminado, y que estaba disponible para los solteros o viudos que la pretendiesen.
Las flores también han estado más que presentes en la historia del arte. Genios de la pintura como Van Dyck, Brueghel, Delacroix, Gauguin, Monet, Cézanne y Van Gogh han plasmado la belleza de las flores en sus cuadros. La serie Los girasoles de Van Gogh es una cabal prueba de ello.
Todos los países tienen una “flor nacional” que los representa en el mundo, generalmente se trata de la flor de una especie nativa de ese país y estrechamente ligada a su historia y a su gente. La flor del ceibo, por ejemplo, es la flor nacional tanto de la Argentina como del Uruguay, en homenaje a ese bello árbol que crecía a la vera del Paraná, y que fue protagonista de la leyenda de la indiecita Anahí. La flor de loto es la flor nacional de India, y el clavel, la de España.
Leyenda indígena sobre el origen de las flores
Según una maravillosa leyenda tehuelche, hace mucho, mucho tiempo, las plantas todavía no tenían flores. Por aquella época vivía en la Patagonia una hermosa niña tehuelche llamada Kospi. Tenía cabellos suaves y un par de increíbles ojos negros. Una tarde se desató una tormenta. Cuando el fulgor del relámpago, iluminaba todos los rincones de la tierra, Karut, el trueno, la vio asomada a la entrada de la toldería de sus padres. Y la vio tan linda que se enamoró perdidamente de ella. Ante el temor de que Kospi lo rechazara, Karut la raptó y escapó lejos de la toldería, rugiendo en el cielo, hasta desaparecer de la vista de los padres de la chica, que quedaron impávidos y aterrados. Al llegar a la blanca cordillera, la escondió en el fondo de un glaciar, y allí encerrada, fue tanto el dolor y tan grande la tristeza que sintió que de a poco fue enfriándose hasta convertirse en témpano y fundirse con el resto del glaciar.
Cuando tiempo después Karut quiso visitarla ya no pudo encontrarla, por lo que se enfureció terriblemente lanzando bramidos de desesperación. El ruido rodó hasta el océano e hizo que muchas nubes se juntaran y empezara a llover copiosamente sobre el glaciar, hasta derretirlo. Y es así como Kospi se transformó en agua y corrió cuesta abajo por la montaña, para alcanzar los valles y empapar la tierra. Al llegar la primavera, su corazón sintió deseos de ver la luz, de sentir la caricia del viento y de maravillarse al contemplar el cielo estrellado de la noche. Por eso trepó despacio por la raíz y el tallo de las plantas y asomó su cabecita en las puntas de las ramas, tomando la forma de coloridos pétalos. Habían nacido las flores. Y a partir de entonces, el mundo fue más alegre y acogedor.
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