Significado de humanismo
Si hablamos de humanismo en su concepto general, debemos hacer referencia a la condición humana y el valor que se le da a cada ser humano. El humanismo está vinculado con la generosidad y la compasión así como la preocupación por el otro, la valoración de los seres humanos en sus atributos y las relaciones entre ellos.
La palabra humanismo proviene de la voz humanus (que quiere decir humano) y de –ismos, que en griego hace referencia a una doctrina, movimiento o escuela.
El humanismo se considera un movimiento filosófico, cultural e intelectual que se desarrolló primeramente en Italia en el siglo XIV junto al Renacimiento. Luego, se extendió al resto de Europa enfrentándose a las influencias de la Iglesia Católica que se habían impuesto durante la Edad Media.
El humanismo resalta las cualidades del ser humano y no recurre a ninguna religión. El humanismo parte de la idea de renovar la cultura, de cambiar la concepción del ser humano y retomar las bases antiguas para resurgir como una sociedad nueva y más cercana a la humanidad.
Durante este movimiento se dieron varios cambios importantes para el desarrollo de la historia de la humanidad, comenzado por un paso del teocentrismo al antropocentrismo. El primero colocaba a Dios sobre todas las cosas y como centro de todo el universo. Sin embargo, con la visión antropocentrista, el hombre pasó a ocupar el centro de atención y como medida de las cosas que lo rodea.
En medicina y ciencias se observó un gran avance que permitió nuevos descubrimientos en física, matemáticas, ingeniería y anatomía humanas, entre otras áreas.
Parte de los avances tecnológicos que proporcionaron al humanismo una forma de avance rápido y exitoso fue la invención de la imprenta. El hecho de poder realizar impresiones en cantidad, permitió que las traducciones de los libros antiguos se expandieran más fácilmente, alcanzando así un más amplio círculo de eruditos. De esta manera el saber se consolidó y fue posible acceder a los libros clásicos de manera más sencilla.
Un retorno a la cultura griega y romana
Los intelectuales del humanismo retomaron temas de la antigüedad clásica (de las culturas de Grecia y Roma) y tomaron estas dos culturas como modelos de verdad, perfección y belleza. Muchos autores fueron importantes en ese tiempo, es preciso mencionar a Francesco Petrarca, Tomás Moro, Erasmo de Rótterdam, Andrea Alciato, Michel de la Montaigne, Guillermo de Ockham, Giannozzo Manetti, Marsilio Ficino, Giovanni Pico della Mirandola y François Rabelais, entre otros autores de prestigio.
Dentro del ámbito de la literatura se desarrolló la poesía palaciana (surgida en los palacios y escrita por nobles) que describe las costumbres de la corte. Quienes se destacaron en Italia fueron Dante Alighieri, quien escribió la Divina comedia, Petrarca que escribió Cancionero y Boccaccio en su Decamerón.
Es importante decir que no se trató de una copia de lo antiguo ni un resurgir de las formas clásicas en el ámbito intelectual, sino que se toma como modelo en una nueva visión de la vida humana y de la cultura. Fue un rotundo cambio en la forma de mirar el mundo y de pensar el ser humano, quien se consideró en un lugar privilegiado en el mundo y no por debajo de Dios ni ninguna religión.
El humanista
El Renacimiento (con sus bases filosóficas en el humanismo) tuvo lugar entre los siglos XIV y XVI. El término humanismo fue creado en el siglo XIX en referencia a la revalorización de los textos y formas clásicas. Los estudiosos de estas obras investigaron e interpretaron, tomando como modelo a los clásicos.
Un profesor “humanista” del siglo XV era quien enseñaba las lenguas clásicas en Italia; dicho concepto dio pie a considerar el movimiento como humanista. Podríamos decir que un profesor en ciencias humanas o humanidades fue el primer humanista.
Dichos profesores humanistas preparaban a sus alumnos para mantener una vida social con una base de conocimientos sólida en valores y erudición. La forma de instrucción en aquel momento era el latín y los conocimientos se adquirían mediante la lectura de textos clásicos, especialmente aquellas obras de Cicerón y Virgilio. Mediante estos textos se enseñaba a los estudiantes la gramática, la literatura, la retórica, la filosofía y la historia de la humanidad.
Sin embargo, un humanista va más allá de ser un mero profesor de humanidades, ya que también se preocupó por la cuestión humana y su posición frente al mundo.
Como se ha mencionado antes, ciertos autores italianos fueron pilares del humanismo. Petrarca, por ejemplo, se dedicó a estudiar y criticar textos clásicos de Cicerón, Virgilio y Tito Livio, además de San Agustín.
Boccaccio, quien consideró a Petrarca como su maestro, también se dedicó al estudio de los clásicos, aprendió griego y se dedicó a traducir las obras de Homero y Eurípides.
Leonardo Bruni también tuvo su importante papel dentro del humanismo, ya que sus traducciones de Aristóteles y de Platón fueron reconocidas por los eruditos de las generaciones que le siguieron.
Lorenzo Valla (siglo XV) fue quien propuso que la gramática tuviera una elegancia similar a la clásica y llamó a esto “elegantiae”. Este modelo de buen lenguaje y pureza clásica fue el origen de una nueva filología.
La filosofía humanista
Al interpretar los textos clásicos con una mirada humanista, también la filosofía advirtió ciertos cambios significativos. Durante la Edad Media existía una mirada cristiana de la filosofía de Aristóteles. Sin embargo, a partir del siglo XV comienza a enseñarse el aristotelismo heterodoxo del autor Averroes (filósofo ateo y determinista).
El humanismo se basa en la lectura y enseñanza de la filosofía platónica. Ficino y Giovanni Pico fueron quienes desarrollaron y consolidaron en Florencia la filosofía neoplatónica que se extendió a todos los círculos de intelectuales humanistas en el resto de Europa.
El humanismo, la psicología y la religión
A partir de 1950 y durante las décadas de 1960 y 1970 se desarrolló lo que se conoce como psicología humanista, que se relaciona con la psicoterapia más específicamente. Esta psicología surge como una reacción al análisis del comportamiento exclusivamente. Esta corriente sostiene que el ser humano posee dentro de sí potencial para la autorrealización.
El humanismo desde el punto de vista cristiano, se entiende el humanismo como una técnica social con la que se defiende la autorrealización del ser humano en base a los principios que sigue la Iglesia Cristiana.
Sin embargo, algunos críticos sostienen que esta visión se opone a lo que es el humanismo el cual coloca al ser humano como centro y no por debajo de un Dios que es superior a él. El humanismo plantea ante todo la idea de libertad del ser humano.
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