Significado de Mariposa

¿Qué significa «mariposa»?

Denominamos de manera coloquial “mariposa” a ciertos insectos voladores de colores vistosos, que solemos ver en primavera, en áreas donde existen flores. Sin embargo, es preciso aclarar que desde el punto de vista biológico, se llama mariposa al individuo adulto de todas las especies comprendidas en el orden de los lepidópteros.

(Se conocen cerca de 20.000 especies de mariposas)

Como bien se sabe, numerosos insectos experimentan como parte normal de su ciclo biológico un proceso llamado metamorfosis, representado por un cambio estructural y profundo a lo largo de su vida, desde su nacimiento hasta su madurez, asociado a grandes cambios fisiológicos y funcionales.

Así, los lepidópteros pasan típicamente por cuatro estadios: el de huevo, el de larva u oruga, el de crisálida y el de adulto o mariposa. Actualmente se conocen alrededor de veinte mil especies diferentes de mariposas, pero posiblemente todavía queden muchas por descubrir. Las primeras mariposas aparecieron hace 150 millones de años.

Mariposas de día y de noche

Es bastante curioso el hecho de que las larvas por lo general sean tan desagradables a nuestra vista y tacto, mientras que las mariposas resulten tan vistosas y elegantes. Pero por cierto no todas las mariposas son bellas y coloridas. En general se diferencia entre mariposas diurnas y mariposas nocturnas o crepusculares. Estas últimas (representadas, por ejemplo, por las polillas) no sólo no lucen nada atractivas, sino que tienden a incomodar nuestra vida al alimentarse de fibras y maderas. Sin embargo, se cree que las diurnas evolucionaron a partir de las nocturnas.

Las mariposas tienen dos pares de alas membranosas y un aparato bucal lamedor-chupador o libador, pues absorben de las flores el néctar gracias a su  espiritrompa o probóscide (que es como un tubo, que se enrolla y desenrolla en el momento de la alimentación). Gracias a este hábito de alimentarse del néctar las mariposas visitan las flores y actúan como agentes polinizadores.

Las larvas de los lepidópteros suelen ser mucho más voraces que las mariposas, y por eso a menudo provocan grandes daños como plagas en la agricultura, comiendo hojas, tallos y brotes. Por ejemplo, la oruga militar tardía conocida también como oruga cogollera produce cuantiosas pérdidas económicas en el cultivo de maíz y de soja.

Las mariposas, grandes viajeras

Quizá la imagen más típica de una mariposa es la de la mariposa monarca, que tiene alas anaranjadas con inervaciones negras y manchas blancas. Es muy interesante el hábito de vida de esta mariposa: cada año, antes de que lleguen los intensos fríos del invierno, migra de forma masiva desde el sur de Canadá y norte de Estados Unidos hacia California y México, recorriendo una distancia de casi 5.000 kilómetros.

Las mariposas monarca se comen la cáscara del huevo de donde eclosionan y después las larvas se alimentan de las mismas plantas sobre las que nacen, el algodoncillo, que es casi su único alimento. Las mariposas que salen de las crisálidas a fines de verano y principios de otoño son diferentes de las que nacen en más temprano en el verano,  ya que deben estar preparadas para esa larga travesía.

Existen varias curiosidades acerca de las mariposas. Por ejemplo, ven solo en tres colores (amarillo, rojo y verde). Las  mariposas diurnas desarrollan una velocidad de vuelo promedio de 12 km/hora. La duración de la vida de las mariposas varía según la especie y es en verdad muy variable, ya que algunas viven solo dos o tres días y las más longevas pueden llegar a vivir unos 9 a 10 meses.

En algunas especies de mariposas, el macho puede detectar una hembra a 5 kilómetros de distancia, y la hembra puede poner hasta 4000 huevos. Los ojos de las mariposas son compuestos, se componen de más de 6.000 lentes individuales. El sentido del olfato y del tacto reside en las antenas.

Por último, cabe señalar que las mariposas son esenciales en la naturaleza, al ser necesarias para la polinización de las plantas y por lo tanto, para la formación de frutos y semillas. Las mariposas son muy sensibles a los pesticidas, de manera que el ver mariposas puede interpretarse como un signo de un ecosistema saludable.