Significado de Metáfora
¿Qué es una metáfora?
El significado de metáfora alude a una figura retórica que implica la relación entre dos conceptos diferentes mediante una asociación estética. Esta palabra se origina en un término griego (meta: más allá; pherein: trasladar) que remite a la idea de desplazamiento o traslado, en este caso de significaciones. La cuestión radica en una relación de semejanza entre dos términos, conocida como analogía. Así, se identifica algo real (R) mediante la evocación de algo imaginario (I).
Las Figuras Retóricas
Las figuras retóricas son elementos fundamentales para la literatura, pues embellecen los textos y enriquecen sus alcances, pero deben ser utilizadas con criterio. Un exceso de estas, además de generar confusión, puede resultar empalagoso para el lector. Al asociar una idea o una imagen con otra, la metáfora debe elegirse con cuidado. Se considera antiestética la presencia de un elemento recurrente y poco especial representando metafóricamente a algo bello y único, y tal vez suena menos extraña (y más humorística) la utilización de metáforas de alto vuelo para hablar de situaciones corrientes y sencillas.
Otras figuras retóricas que se combinan con el uso de metáforas son la personificación (atribuir características humanas a algo que carece de ellas), la comparación, la hipérbole y la ironía. Una figura retórica particular es la alegoría, metáfora extendida que se transforma casi en una historia comprendida por un denso sistema de metáforas.
Objetivos y clasificación de las metáforas
Como recurso literario las metáforas son aliadas únicas en el sentido estético, pero también contribuyen a la comprensión (por supuesto, las buenas metáforas), al enriquecimiento del vocabulario y al fomento en el ejercicio del pensamiento del lector u oyente, además de mejorar la eficiencia de la comunicación. En general se clasifican según su estructura entre metáforas puras, que son las que no nombran lo que están describiendo (‘las nieves del tiempo platearon mi sien’, por las canas) e impuras, que sí lo hacen (‘tus ojos son dos faroles’).
Aristóteles, quien se sabe que reflexionó mucho acerca de la importancia de la oratoria, notó que las metáforas son un elemento fundamental a la hora de la persuasión. Consideró como metáforas a muchas de las que luego serían otras figuras retóricas (como la exageración y la elipsis verbal). Lo interesante de la metáfora que muestra Aristóteles en la oratoria es que cuando está bien utilizada, o sea cuando el parentesco que genera entre los términos parece obvio luego de ser escuchado y aclara mucho más de lo que complica la comprensión de la idea, es una estrategia muy efectiva. Cuando está mal utilizada, en cambio, puede producir frialdad y con ello distanciamiento de la idea.
Análogamente al caso de las metáforas literarias, las metáforas visuales tratan de representar una idea mediante una imagen en apariencia fuera de contexto. En este sentido resulta asombroso ver cómo determinadas imágenes han adquirido significados propios cuando comenzaron siendo metáforas: la bombilla prendida para hacer referencia a la ocurrencia de una idea (que incluso en la oralidad se plasma en la frase «se me prendió la lamparita»), o el acto de contar ovejas para indicar que alguien quiere dormirse y no concilia el sueño, son buenos ejemplos. En cualquier caso, es importante para las metáforas visuales el hecho de basarse en elementos completamente desvinculados con lo que se espera en el contexto de la imagen, para marcar efectivamente que se trata de algo que cumple la función de representar otra cosa.
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