Significado de Navidad

¿Qué es la Navidad?

Todos sabemos que la Navidad se celebra en el mundo entero el 25 de diciembre, y que ese día se recuerda y revive el nacimiento de Jesucristo en la ciudad de Belén. Es la celebración más importante de la religión católica.

Origen e Historia de la Navidad

La fiesta de la navidad fue instituida por la Iglesia en el siglo IV en su sede oficial en Roma. Hay discusiones en torno a la fecha exacta del nacimiento de Jesús. Hasta bien entrado ese siglo, el día del nacimiento del Mesías se celebraba el 6 de enero, a la par de la epifanía de los Reyes Magos. Se les atribuye al emperador Constantino el Grande y al papa Julio I la iniciativa de cristianizar la más popular de las fiestas paganas que se celebraban por aquel entonces en Roma, que eran las Saturnales. Estas se venían festejando desde tiempos lejanos, en coincidencia con el solsticio de invierno.

Fue entonces que se decidió que la celebración de la Navidad coincidiera con la fecha en la que se homenajeaba al ‘Sol Invictus’, el 25 de diciembre, para celebrar la llegada de los días con mayor número de horas de luz. Aun hoy algunas iglesias ortodoxas más chicas, que no adoptaron la reformulación de lo que se llamó el calendario gregoriano, celebran la natividad de Jesús el 7 de enero.

De hecho, tiempo más tarde los historiadores consideraron que el nacimiento de Jesucristo se habría producido entre abril y mayo y no para diciembre, pero para ese entonces la celebración había adquirido una importancia mayúscula alrededor del mundo y no era posible pensar en un cambio de este tipo.

Se calcula que más de 2000 millones de personas, es decir, un tercio de la población mundial, profesan el culto católico y respetan sus festividades. Son muchos los países que lo adoptaron como religión oficial. En todos esos lugares, la celebración de la navidad se torna uno de los hechos masivos por excelencia, y determinadas costumbres se repiten año tras año en una noche que resulta de gran emotividad para los creyentes y hasta para quienes no lo son.

Las costumbres y símbolos de la celebración navideña

Suele realizarse una cena familiar en la que se invita a un gran número de personas y se festeja en el marco de ese grupo, alrededor de una mesa especialmente servida y decorada. Las comidas que se preparan varían según la región geográfica, pero en general son platos apetitosos, y se comen frutas secas, turrones, pan dulce y otras delicias. Los símbolos de la navidad son los mismos en todas las latitudes, a pesar de que para esa fecha, el hemisferio norte está transitando el invierno y el sur, el verano.

(Elementos de la celebración. El árbol de navidad.)

(Elementos de la celebración. El árbol de navidad.)

Quizá el más importante de estos símbolos sea el árbol de navidad (conífera de hoja perenne); este recuerda el paraíso del que fueron expulsados Adán y Eva, y Jesús, en tanto reconciliador de los hombres con Dios, vino a reabrir sus puertas. Otro de los elementos rituales que son símbolo de la Navidad es el pesebre, con sus distintas simbologías religiosas. También se acostumbra a cantar villancicos, que saludan la llegada de la fecha tan esperada.

Otra dimensión de la navidad remite a la figura de Papá Noel (Santa Claus o San Nicolás, según la región), que es un personaje legendario del cristianismo que fue mutando, como muchas figuras santificadas, desde un santo característico de los holandeses a una figura que entrega regalos a los niños. Sucede que la empresa Coca-Cola tomó a esta figura popular y eligió caracterizarla mediante dibujos y los colores de la compañía (rojo y blanco), y en cierto modo “hacerla suya”, amoldando el mito a la sociedad de consumo. Así, Papá Noel es esperado por los niños porque él trae regalos para todos ellos. También es costumbre regalarse entre los adultos, colgando un paquetito en el árbol de Navidad. Por esta razón, las semanas anteriores al 25 de diciembre se suele dar una vorágine de consumo, con negocios abiertos durante horas y horas repletos de personas, a las que la urgencia por comprar a menudo les hace olvidar la real dimensión espiritual de la celebración.

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