Significado de Proactivo
¿Qué es Proactivo?
Significado: La palabra proactivo se utiliza para designar a aquellas personas que ante los acontecimientos se posicionan de un modo protagónico, buscando no dejar que las cuestiones que le incumben pasen ante sus ojos sin reaccionar. Ser proactivo significa, en cierto modo, tomar la iniciativa ante las circunstancias. Curiosamente se trata una palabra bastante “joven”, que fue introducida recién en la década de 1940, tras la publicación del libro escrito por Víctor Frankl «El hombre en búsqueda de sentido».
Frankl fue un psiquiatra que sobrevivió a los campos de concentración nazis: la experiencia tan terrible que vivió lo llevó a preguntarse de qué modo es que logró subsistir ante condiciones tan terribles, y allí salió la idea de la proactividad. La palabra está compuesta por el prefijo “pro”, que significa en el latín ‘antes de’, y la palabra “actividad”, que como bien se sabe, es la facultad de obrar. Tiempo después este vocablo fue especialmente difundido con la publicación de numerosos textos de autoayuda, los que ya hoy se reúnen en una sección de las librerías identificada con ese nombre.
Siempre hubo individuos proactivos
Puede decirse que la valoración positiva de la proactividad existe desde mucho tiempo antes, pese a que no había antes un término que la designara de manera puntual. Las escrituras bíblicas tienden a valorizar constantemente la actitud de dedicación y esfuerzo, en contraposición a la pereza y la desidia. Existe un proverbio bíblico que dice: ‘La pereza hace caer en profundo sueño, y el alma negligente padecerá hambre’. Además, la idea de la pertenencia del cuerpo al espíritu santo o a la tierra es una invitación constante a la acción y a la no pereza. Nada valioso en la vida se produce sin trabajo sacrificado, afirma la Biblia.
Proactivos y Reactivos
Desde el punto del comportamiento humano, la proactividad se opone a la idea de reactividad. Es que cuando las personas se comportan de forma proactiva, a la vez están rehusando a las actitudes reactivas, que son las que implican verse afectadas o incluso sobrepasadas por las circunstancias, lo que haría que cualquier cambio se transformara en una traba para el esfuerzo. Además, una persona reactiva centra su esfuerzo en la preocupación, en pensar en la gran cantidad de cosas sobre las que no tiene control y se volverán por ello en su contra. La proactividad surge en oposición a esta idea, destacando la importancia de actuar teniendo en cuenta valores cuidadosamente meditados, donde el esfuerzo es positivo en sí mismo.
Proactividad e Hiperactividad
La proactividad a veces se confunde con la hiperactividad, con la acción inconsciente, compulsiva y exagerada. Esto ocurre porque se presume que la actividad es buena en sí misma, independientemente de que se actúe o no en función de valores y de un sentido. La hiperactividad responde a estímulos instantáneos y no es lo deseable, porque a menudo no se miden las consecuencias de los actos. Algunos niños son hiperactivos y deben ser manejados con la ayuda de profesionales, para evitar que esto les acarree dificultades en su integridad física, así como en su vida de relación. Las personas proactivas no dejan de medir los efectos de lo que harán ni de detenerse a pensar cuánto es lo que aporta su acción. Y no solo contemplan los posibles problemas, sino que muchas veces se anticipan a ellos de manera inteligente.
La proactividad es positiva y se valora muy especialmente en el ámbito laboral: en muchos casos, los que toman decisiones en materia de recursos humanos valoran más esta característica que la experiencia o los conocimientos de un candidato, porque les interesa mucho conocer el espíritu de acción de los empleados frente a los posibles escenarios. En el trabajo, la proactividad es, entre otras cosas, la capacidad de soportar las presiones de la tarea, no temerle a los cambios y aprender de los errores.
Un ejemplo simple
Para ejemplificar de manera muy simple la diferencia entre una persona proactiva y una reactiva, se puede suponer cómo actuará cada uno ante una situación dada. Así, cuando el reactivo dice ‘no tengo tiempo para hacer ejercicio físico, no lo hago’, el proactivo se pregunta ‘¿cómo puedo encontrar tiempo para hacer ejercicio físico? E inmediatamente revisa su agenda para buscar la forma de encontrarlo, tal vez con solo un cambio pequeño.
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