Significado de psicópata

Una persona psicópata es aquella que sufre de psicopatía, es decir, un trastorno antisocial de la personalidad.

Esto es una categorización establecida tanto en la psicología como en la psiquiatría, entre las que se encuentran la conducta social, la conducta criminal patológica, entre otras.

La palabra psicópata tiene sus raíces en dos vocablos griegos muy utilizados en la actualidad. El término «psico» proviene de pshyche, que hace referencia a la psiquis, al alma o cualquier actividad del espíritu (entiendo por espíritu a la actividad mental).

Palabras como psicología, psiquiatría o psicoanálisis derivan de esta raíz griega. Por otra parte, el término pathos designaba un padecimiento o un sufrimiento.

De esta manera, un psicópata es, al menos etimológicamente hablando, aquel que padece una enfermedad en la psiquis. Sin embargo, esta definición puede ser poco precisa, por lo que es necesario una definición proveniente de las ciencias que se encargan de esta patología.

Características de los psicópatas

Lo característico de una persona psicópata es su falta de culpa o empatía a la hora de llevar a cabo sus fines, sin tener ningún reparo en la manipulación o uso de las personas, aunque estas salgan perjudicadas.

Poseen un comportamiento claramente antisocial, aunque suelen estar dotados de un gran poder de persuasión. Al contrario de lo que se cree, un psicópata suele pasar inadvertido para la mayoría, pueden mezclarse en el entramado social de manera tal que sólo aquellos que se relacionen más profundamente con estas personas notarán su patología.

Establecen sus propios códigos de conducta, sintiendo culpa sólo si llegan a quebrantar sus propios códigos.

Psicopatía: entre la cultura popular y la ciencia

La psicopatía ha sido una patología que se presta para confusiones debido al uso que se le ha dado en películas, programas de televisión y otras manifestaciones de la cultura popular. Sin embargo, la violencia no es un rasgo indispensable dentro de la psicopatía.

Con esto no queremos decir que no haya psicópatas que sean violentos, sino que esto es tan sólo una porción de los casos, ya que hay un gran registro de personas que aún padeciendo esta enfermedad no han tenido un episodio de violencia a lo largo de su vida.

Psicópata

(Psicópata)

Esto se debe a que conseguir sus fines, aún a costa de otros, puede realizarse a través de muchos modos que no necesariamente implica la violencia física directa.

Como dijimos, las características principales son la falta de culpa y cierto desdén por las normales sociales para lograr sus propios fines.

A esto se le agregan:

  • Relaciones interpersonales inestables
  • Actitudes frívolas, sobre valoración de sí mismos
  • Tendencia a la promiscuidad
  • Incapacidad de establecer metas realistas en un prologando lapso de tiempo
  • Necesidad de cambios continuos (principalmente laborales)

Estos son tan sólo alguno de los rasgos que pueden caracterizar a una persona psicótica, pero no implica que toda persona psicótica deba poseer todas estas características. De hecho, no hay un acuerdo total sobre qué define a una persona psicótica.

La definición más aceptada hasta la fecha es aquella contenida en el DSM o Manual diagnóstico y estadístico de trastornos mentales, aunque sigue siendo un tema de debate entre los especialistas de la psicología, la psiquiatría, y mas precisamente la neurología.

Algunas posibles causas de la psicopatía

Establecer una única causa de la psicopatía y establecerla como absoluta sería algo totalmente erróneo, ya que los mayoría de los trastornos mentales tienen un condicionamiento ambiental y en ocasiones genético.

No todas las personas responden de la misma manera al entorno que las rodea ni a las situaciones vividas, pero los especialistas establecieron alguna serie de eventos que se repiten en la historia de vida de las personas psicópatas y creen que pueden ser determinantes para la formación de una persona con esta patología. Entre ellos se destacan el abuso infantil o períodos prolongados en la cárcel, entre otros.

Su diagnóstico definitivo es muy difícil, aunque puede ser distinguido claramente de otros trastornos, tales como el narcisismo o incluso los episodios maníacos. Lo mismo sucede con el tratamiento, ya que no se modifica con el aprendizaje o las experiencias atravesadas, aunque puede haber una disminución de esta patología luego de los cuarenta o cincuenta años de edad.

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