Significado de Sicario

¿Qué es sicario?

Un sicario es un individuo que se dedica a asesinar a cambio de dinero, contratado por alguien interesado en que se cometan esos crímenes, pero que no tiene la capacidad o la voluntad de hacerlo por sí mismo, por diferentes razones. En la historia del hombre los sicarios tuvieron siempre un papel relevante, algunos son recordados y evocados como sinónimo de las etapas más violentas y negras de algunos países.

Los sicarios pueden ser contratados por ciudadanos particulares o por organizaciones delictivas (mafias, carteles). En algunas situaciones se ha sabido de sicarios contratados por fuerzas militares o paramilitares.

La personalidad de un sicario

La mayoría de los sistemas jurídicos del mundo contemplan la posibilidad de que una persona cometa un ilícito en una situación límite, con una particular carga emocional, que hace que no tenga en ese momento una cabal conciencia de la consecuencia de sus actos. A eso se le llama actuar bajo emoción violenta y puede derivar en una reducción de la pena.

Un sicario actúa de forma totalmente contraria a esta, pues comete el crimen como una decisión absolutamente racional y premeditada. El sicario ofrece la acción de matar como un servicio, no tiene mayores intenciones ni intereses que el de cumplir con lo que se le encomendó con el fin de obtener la retribución pactada.

Un estudio psicológico realizado en Honduras (donde en la actualidad se producen más de 1500 muertes por sicarios al año) confirmó que los sicarios tienen una personalidad muy particular, por la que no desarrollan su sentido emocional y no sienten la más mínima culpa ni remordimiento tras asesinar a alguien, sentimiento que sería esperable en cualquier otra clase de persona. Se considera que esta peculiar personalidad ya se va delineando desde los primeros años de vida.

Se cree que el origen de esta palabra se vincula con los tiempos en que los zelotes se sublevaron frente a la ocupación romana de la provincia de Judea; el otro grupo que también se sublevó fue el de los sicarios (rivales de los zelotes y de otros grupos judíos), que usaban como forma de resistencia el asesinato sorpresivo de romanos con un puñal llamado “sica”, el cual solían esconder entre sus ropajes.

Con el tiempo esta palabra adquirió otro sentido, y se hizo especialmente importante con el crecimiento de las mafias en distintos países durante el siglo XX. Las mafias más reconocidas de la historia, la norteamericana y la del sur de Italia, contrataron a su tiempo sicarios, que, por sus métodos y por sus horrorosos crímenes, se transformaron en personas famosas: Roy DeMeo, Giovanni Brusca o Sam DeStefano pertenecen a este grupo, del que se hicieron decenas de películas y novelas por sus excéntricas personalidades.

Los sicarios y el narcotráfico

En la actualidad, los sicarios más importantes aparecen en diferentes regiones de Latinoamérica vinculados con “ajustes de cuentas” entre narcotraficantes o traficantes de armas y con las mafias que todo ese mundo genera: los grandes líderes de la venta de drogas ilegales contratan asesinos a sueldo para “eliminar” a quienes les disputan el negocio, o para acribillar a quien debe una deuda, con el fin de dejar en claro que nadie les puede deber dinero a ellos.

Una situación particular que se dio en más de una oportunidad en esos países es que, dado el nivel de necesidades básicas insatisfechas de las poblaciones más pobres, si uno de estos narcotraficantes decidía utilizar una pequeña parte de su fortuna para mejorar las condiciones de vida de un pueblo, rápidamente adquiría estima entre los lugareños.

Los jefes narcos cimentaron así su desmesurado poder adquiriendo a veces más obediencia que los propios representantes del Estado, de modo que sus sicarios a menudo eran considerados casi en el mismo nivel que los oficiales de policía legítimamente designados.

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