Significado de Simiente

¿Qué es «simiente»?

El vocablo latino seminis significa semilla; de él se derivan numerosos términos incorporados al español, entre ellos simiente, semilla, seminario, semental, inseminar y sembrar, por dar solo algunos ejemplos.

Aunque básicamente semilla y simiente aluden a lo mismo, esto es, a la unidad biológica que permite la perpetuación de la especie, la primera se usa para referirse más que nada a la parte del fruto que contiene al embrión y es una palabra muy usada en el ámbito de la agricultura, en tanto que la segunda remite a la idea de semen y, por ende, al concepto más global de origen o principio.

Podemos decir que la simiente es el fundamento que permite dar origen a un nuevo ser. Las semillas de las plantas se producen tras la maduración y fecundación de los óvulos. Al contener la semilla un embrión, esta permite el desarrollo de nuevas vidas si se dan ciertas condiciones naturales. Los semilleros que proveen de insumos a los agricultores suelen promocionar sus variedades e híbridos como semillas o simientes de gran calidad y alto rendimiento.

 

«Simiente» en las Sagradas Escrituras

La palabra simiente aparece en numerosos fragmentos de la Biblia, con diversas connotaciones, que los estudiosos de las sagradas escrituras analizan con sumo cuidado y dedicación. La primera vez que aparece la palabra hebrea zera en las sagradas escrituras es en el Génesis 1:11, cuando Dios ordena que la tierra produzca hierba que dé semilla.

Pero quizá el pasaje más conocido y significativo en relación con la palabra simiente sea el Génesis  3:15, en el que se lee: “Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar”. A menudo se alude a esto como “las dos simientes”. En la interpretación de este fragmento, algunos dicen que la simiente de la serpiente es  la semilla que la serpiente sembró en la mujer, al pecar tras comer del fruto prohibido, también Caín o el Anticristo.

Asimismo, el Señor Jesucristo es llamado la simiente por antonomasia, y también se designa como simiente  la palabra de Dios, que siembra la Verdad entre los hombres.

Otro fragmento muy importante de la Biblia en el que se cita la palabra simiente es aquel pasaje en el que Dios pone a prueba al patriarca hebreo Abraham, tras pedirle que sacrifique a su hijo Isaac: “Y haré que tu simiente se multiplique como las estrellas del cielo y daré a tu simiente todas estas tierras, y en tu simiente se bendecirán todos los pueblos de la tierra” (Génesis 26:4).

Esta bendición pasa de Abraham a Isaac y de este a Jacob, a quien le dijo el Eterno: “Yo soy el Eterno, D-s de Abraham, tu padre, y D-s de Yitzhak. La tierra donde estás acostado te la daré a ti y a tu simiente, y tu descendencia, y tu descendencia será como el polvo de la tierra y se propagará hacia el oeste, hacia el este, hacia el norte y hacia el sur, y en ti y en tu simiente serán bendecidas todas las familias de la tierra, porque tú has obedecido mi voz” (Génesis 28:13).

De manera que la palabra simiente es muy significativa para las grandes religiones monoteístas que perduran en la actualidad, vale decir, el cristianismo y el judaísmo.

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