Significado de testosterona

¿Qué es la testosterona? 

La testosterona es una hormona producida por los testículos del hombre y es la sustancia androgénica más importante en el organismo, responsable de la producción de espermatozoides y de los signos corporales masculinos más característicos (como el vello, la voz grave, la nuez de adán, etc.). También funciona como esteroide anabólico, contribuyendo de manera decisiva a la expansión de la masa muscular y ósea en el hombre.

Pese a ser la hormona masculina por excelencia, cabe destacar que las mujeres también producen testosterona, pero en niveles mucho más bajos que los hombres: el  rango normal en el hombre es de 250 a 1200 nanogramos por decilitro; en la mujer apenas ronda los 20 a 50 nanogramos/decilitro. En las mujeres la testosterona se biosintetiza principalmente en los ovarios; una pequeña proporción de esta hormona se genera en  la capa externa de las glándulas suprarrenales en ambos sexos.

La testosterona puede encontrarse en la sangre en dos formas: libre o conjugada. La primera es minoritaria pero es la que efectivamente se encuentra biodisponible y metabólicamente activa, pues circula libre en el organismo. La segunda es la que se combina con otras moléculas, como las proteínas; casi el 95 % de la testosterona que circula en la sangre corresponde a este tipo.

La testosterona es fundamental desde la etapa fetal, pues permite la diferenciación sexual (formación del pene, testículos y conductos deferentes). En la adolescencia también es muy importante, pues contribuye al crecimiento de los genitales externos y permite el desarrollo de los caracteres sexuales masculinos (tono de voz, vello axilar, facial y púbico, maduración de huesos). En el hombre adulto controla la libido, la potencia sexual y la fertilidad.

Además, tiene una influencia decisiva en el estado de ánimo y la sensación de bienestar. En la mujer, la testosterona confiere resistencia ósea y fuerza muscular y se requiere para mantener el deseo sexual y el bienestar general.

Vejez y salud

A medida que la persona envejece, los niveles de testosterona van disminuyendo de a poco. En ocasiones los descensos de testosterona producen síntomas indeseables (depresión, impotencia, insomnio, pérdida de deseo, disminución de la densidad ósea, aumento de riesgo de diabetes, pérdida de vello o cabello quebradizo, irritabilidad).

En algunos casos el médico puede indicar terapia de reemplazo con testosterona u otros andrógenos, bajo distintas formas de administración: productos inyectables, parches transdérmicos,  geles y terapia oral.

Para mantener niveles de testosterona adecuados y evitar altibajos se recomienda una alimentación con moderado tenor de grasas y carbohidratos y alto contenido de fibra y proteína.

También es importante dormir bien, mantener un peso saludable y realizar actividad física regular. Se debe evitar el estrés y el consumo excesivo  de sustancias que actúan adversamente sobre el sistema nervioso, como el tabaco y la cafeína o el alcohol.

Hormonas y deporte

Se considera doping el uso de testosterona o de otros esteroides anabólicos en un deportista o atleta. A menudo las personas con alta exigencia física se ven tentadas de recurrir a estas sustancias con el fin de mejorar su desarrollo muscular y su rendimiento deportivo, ya que es bien sabido que  estos esteroides  contribuyen a la fuerza y a la resistencia a la fatiga.

En la actualidad, el Comité de Juegos Olímpicos condena severamente estas prácticas. Años anteriores importantes ciclistas que competían en el Tour de France, como Rasmussen y Vinokourov,  fueron noticia a raíz de los resultados positivos en sus controles antidoping, quienes tuvieron valores de esteroides en sangre por encima de los normales.

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